El significado espiritual de las crisis

01.10.2017

by Eva Pierrakos

¿Cuál es el verdadero significado espiritual de las crisis? Las crisis surgen cuando la naturaleza intenta llevar a cabo cambios mediante las leyes cósmicas del universo. Si el ego (esa parte de la conciencia que dirige la voluntad) obstruye el cambio, las crisis ocurrirán para hacer posible una transformación estructural. Sin esta modificación estructural en la persona, no se puede alcanzar un equilibrio. En última instancia, todas las crisis significan un reajuste, ya sea que aparezcan en forma de dolor, problemas, desorden, indecisión, o simplemente como la inseguridad que viene al comenzar formas de vida no acostumbradas, después de renunciar a la ya conocida. Las crisis en cualquier forma que se presenten, rompen con las antiguas estructuras basadas en conclusiones falsas y, por lo tanto, en la negatividad. Las sacudidas que nos dan las crisis aflojan los hábitos congelados y arraigados, para dar lugar al desarrollo de otros nuevos. Este estira y afloja es doloroso momentáneamente, pero la transformación sin ello es impensable. Cuanto más dolorosa sea una crisis, la parte de la conciencia dirigida por la voluntad tratará de obstruir el cambio. La crisis es necesaria, ya que la negatividad humana es una masa estancada que debe removerse. El cambio es una característica integral de la vida; donde hay vida hay una transformación constante. Sólo aquellos que todavía viven en el miedo y en la negatividad, quienes rechazan el cambio, lo perciben como algo a lo que se le debe resistir; se oponen a la vida misma y por ello, el sufrimiento los va cercando. Esto ocurre en el desarrollo general de las personas, así como en momentos determinados. Los seres humanos pueden ser libres y sanos en aquellas áreas en donde no se resisten al cambio. Ahí se encuentran en armonía con el movimiento universal; crecen de manera constante y experimentan la vida como profundamente grata. Pero estos mismos individuos reaccionan diferente en áreas donde tienen bloqueos; se aferran con temor a condiciones inamovibles dentro y fuera de ellos mismos. En donde no oponen resistencia, sus vidas estarán relativamente libres de las crisis, pero éstas son inevitables en las áreas donde se rechaza la transformación. La función del crecimiento humano es liberar los potenciales inherentes a la persona y que son en verdad infinitos. Sin embargo, cuando las actitudes negativas se estancan, es imposible hacer realidad estos potenciales. Sólo las crisis pueden derrumbar una estructura construida sobre premisas que contradicen a las leyes de la verdad cósmica, del amor y del placer. Ellas remueven la postura congelada, que siempre es negativa. En el camino hacia la realización emocional y espiritual, necesitan trabajar intensamente, para liberarse a ustedes mismos de sus actitudes negativas. ¿Y cuáles son estas actitudes negativas?: son los conceptos erróneos, las emociones destructivas, y las actitudes y patrones de conducta que proceden de ellos; las excusas y las defensas. Ninguno de ellos presentaría, en sí, una dificultad mayor si no fuera por la fuerza auto perpetuadota que los mezcla en un impulso que se va potenciando dentro de la psique humana. Todos los pensamientos y sentimientos son corrientes de energía. Ésta es una fuerza que aumenta con su propio ímpetu, siempre basada en la naturaleza de la conciencia que nutre y dirige dicha corriente energética. Si los conceptos y sentimientos fundamentales concuerdan con la verdad y son, por lo tanto, positivos, el impulso auto perpetuante de la corriente energética aumentará infinitamente las expresiones y actitudes implícitas en los pensamientos subyacentes. Si los conceptos y sentimientos esenciales son erróneos y, por lo tanto, negativos, el movimiento de auto perpetuación del flujo de energía se intensificará, pero no en forma infinita. Por ejemplo, ustedes saben que los conceptos erróneos crean patrones de comportamiento que parecen comprobar inevitablemente que lo asumido es correcto, lo cual provoca que el comportamiento defensivo destructivo se establezca más firmemente en la sustancia del alma. Todos ustedes que están en el camino, han batallado en contra de estos enredos internos; lo mismo ocurre con los sentimientos. Por ejemplo, al miedo se le podría vencer fácilmente si se le retara y se expusieran sus conceptos falsos y sus manipulaciones. Esto pondría de manifiesto que en muchas ocasiones las emociones expuestas no son las emociones primarias reales; así, el miedo puede esconder la furia, la depresión o el temor. El problema es que el temor crea aún más miedo para enfrentarse y trascenderse a sí mismo; entonces, uno teme más este miedo al miedo y de esta forma se intensifica el recelo. Tomemos como ejemplo a la depresión: si las causas fundamentales del sentimiento original de esa depresión no se exponen valientemente, el sentirse deprimidos los va a deprimir. Podrían entonces, sentir que deben de ser capaces de enfrentar su depresión en lugar de que los deprima más, pero realmente no desean ni son capaces de hacerlo y esto los desalienta aún más, convirtiéndose en un círculo vicioso. La depresión inicial o el miedo, o cualquier otra emoción, es la crisis primaria que no se atiende ni se comprende en su verdadero significado; se la evade poniendo en marcha un círculo vicioso de desanimarse por estar deprimido. La conciencia de la persona se aleja cada vez más del sentimiento original, haciendo más difícil el poder encontrarlo. El incremento de la negatividad finalmente conducirá a una crisis, y ésta al rompimiento de la auto perpetuación negativa. Contrario a la verdad, el amor y la belleza, los cuales son atributos divinos e infinitos; la distorsión y la negatividad nunca son infinitos; llegan a su fin cuando la presión explota. Estas crisis son dolorosas y, por lo general, las personas se resisten con todas sus fuerzas, pero imaginen que el universo hubiera sido creado de manera diferente y que la auto perpetuación negativa continuara indefinidamente: ello podría significar el infierno eterno. El principio de la auto perpetuación negativa es más obvio en el caso de la frustración y del enojo. Muchas personas pueden ver de manera relativamente fácil que la frustración misma es menos difícil de combatir que la frustración de sentirse frustrados. Lo mismo ocurre con su enojo contra ustedes mismos por estar enojados, o su impaciencia por estar impacientes, deseando poder reaccionar de manera diferente y no siendo capaces de hacerlo, porque no exponen ni afrontan las causas fundamentales. De esta manera, las "crisis" de emociones como el enojo, la frustración, la impaciencia y la depresión, no son reconocidas por lo que son, haciendo más y más fuerte la auto perpetuación negativa, hasta que la situación explota y entonces surge una crisis evidente. Las crisis pueden significar, si la propia conciencia así lo elige, el final del aumento continuo de la auto perpetuación negativa. Una vez que hace erupción, se definen más claramente las opciones entre reconocer el significado de la crisis o continuar escapando. Aunque la erupción no conduzca al reconocimiento y a un cambio de dirección interno, llegará el momento de un desequilibrio posterior, cuando la entidad ya no pueda eludir su mensaje. La persona tendrá que ver eventualmente, que todas las crisis, erupciones y desequilibrios sirven para derrumbar la estructura antigua y así poder construir una mejor y más funcional. La noche obscura de los místicos es un tiempo de desmoronamiento de las viejas estructuras. La mayoría de los seres humanos sigue sin entender el significado de las crisis, por mirar constantemente en la dirección errónea. Si no hubiera un resquebrajamiento, la negatividad continuaría; no obstante, es posible que después de que se haya logrado un cierto despertar en la conciencia, la persona no permita que la negatividad se atrinchere demasiado. Así, evita que inicie el ciclo auto perpetuante, ya que confrontará correctamente y desde el principio, tal negatividad. Las crisis se pueden evitar observando la verdad interna, desde que se manifiesta en la superficie el primer síntoma de disturbios y de negatividad. Se necesita mucha honestidad para cuestionar nuestras convicciones más queridas. Esa actitud rompe la auto perpetuación negativa, la fuerza motora que potencia el material psíquico destructivo y equivocado hasta que encuentra un punto de salida. Esto evita muchos de los círculos viciosos dolorosos y problemáticos dentro de las relaciones y en la psique humana. Si las dificultades, los trastornos y el sufrimiento en la vida, tanto de la humanidad, como la de una persona, se observaran desde este punto de vista, se comprendería el verdadero significado de las crisis y se evitaría así mucho dolor. Ahora les digo: para restablecer el equilibrio no esperen a que la crisis haga erupción, como el evento natural inexorable que es. Así como en la naturaleza una tormenta de rayos se da cuando se alteran ciertas condiciones atmosféricas y la claridad en la atmósfera tiene que restituirse, esto es exactamente lo que pasa en la conciencia humana. El crecimiento es realmente posible sin las noches obscuras de dolor intenso, siempre que la honestidad consigo mismos se vuelva algo predominante en su personalidad. Deben cultivar tanto una visión interna verdadera y un cuidado del ser interior, como el renunciar a actitudes e ideas favoritas. De esta forma podrán evitar las crisis dolorosas y desgarradoras porque ya no se formará un foco de infección. El proceso mismo de la muerte es una de estas crisis. He discutido ya varios de sus significados profundos, éste es otro más. La muerte superficial y no es nada más que eso podría evitarse, si no se permitiera que la crisis llegara a ser como un forúnculo a punto de estallar, sino disolviéndolo voluntariamente con la conciencia disponible. La muerte superficial del cuerpo humano se da porque la conciencia dice "ya no puedo más", o "he llegado a mi límite". Cualquier crisis contiene este pensamiento; la conciencia siempre se dice a sí misma, "ya no puedo arreglármelas con esta situación". Si la situación es específica, ocurre una crisis específica en la vida; si tiene que ver con la encarnación presente como un todo, ocurrirá la muerte física. En el último caso, la erupción toma la forma de la salida del espíritu del cuerpo hasta que encuentre circunstancias de vida nuevas en las cuales haya las mismas distorsiones internas con las que pueda lidiar otra vez. Dado que las erupciones, los rompimientos y las crisis siempre plantean descontinuar las antiguas maneras de operar y crear otras nuevas, el proceso de la muerte y del nacimiento tiene el mismo principio. Sin embargo, las personas tienden a oponerse a otras formas de funcionar y de reaccionar y, es precisamente esta oposición, la que crea la tensión y el estrés de la crisis, y no la renuncia misma a la antigua estructura. Dicha resistencia es tan inútil. Cuando ustedes no aceptan voluntariamente el cambio, se ponen de manera automática en un estado de crisis; la intensidad de ésta indica la intensidad de la oposición, así como la urgencia de la necesidad de cambio. Cuanto mayor sea la necesidad de cambio y más grande la resistencia a cambiar, más dolorosa será la crisis; cuanto más dispuestos y más abiertos estén al cambio y cuanto menos necesario sea éste en algún momento determinado del camino evolutivo de un individuo, la crisis será menos severa y menos dolorosa. La severidad y el dolor de una crisis no están determinados por un suceso objetivo; creo que la mayoría de ustedes, amigos míos, pueden comprobar esto ya que han pasado a través de cambios externos duros. Han perdido a algún ser querido, tal vez han enfrentado cambios más drásticos y eventos objetivamente traumáticos guerras, revolución, pérdida de casa y de fortuna, enfermedades, etc. Pero es posible que estuvieran en un estado mucho menos perturbado y doliente que en situaciones que externamente no guarden una relación proporcional con la agitación de sus sentimientos internos. Podríamos decir que una crisis exterior puede dejarles una mayor paz en su interior, que una crisis interna. A veces el evento más traumático lastima menos que otro objetivamente menos traumático. En la primera instancia, el cambio se lleva a cabo en un nivel externo, lo cual es más aceptable para su ser interno, quien se ajusta mejor a él y encuentra nuevas maneras de enfrentarlo. En la segunda instancia, la necesidad de un cambio interno se topa con una resistencia mayor. La interpretación subjetiva del evento hace que la crisis sea desproporcionadamente dolorosa. Algunas veces uno trata de encontrar una explicación para esta intensidad emocional, a la cual se le puede llamar racionalización. En ocasiones los cambios internos y los externos, así como las crisis, coinciden con la misma actitud interna. Cuando el proceso de la crisis se acepta y se le deja de obstruir, cuando uno se deja fluir con él en lugar de luchar en contra, el alivio llegará rápidamente. Una vez que salga lo podrido y se ajusten las actitudes, la auto revelación conducirá a la paz; la comprensión de lo sucedido traerá nueva energía y vitalidad. El proceso de curación estará funcionando aun en el momento de una erupción. La negación de este proceso prolonga la agonía, aunada a una actitud interna que dice: "yo no debería pasar por esto. ¿Tengo que hacerlo? Esto, eso y aquello no tiene que ver conmigo sino con los demás. Si no fuera de esta manera, no me estaría pasando esto ahora". Esta actitud busca impedir la erupción necesaria, la cual consiste en un embrollo doloroso de energía negativa que aumenta continuamente y, cuya inercia dificulta alterar el curso de la situación. La incapacidad de la conciencia para detener el ciclo de negatividad y su repetición inútil y automática, genera desesperanza, misma que sólo podría superarse al dejar de evitar el cambio necesario. Cada experiencia negativa, todo dolor, es el resultado de una idea errónea. Un aspecto importante de este trabajo es la articulación de esas ideas; y aún así, cuando se encuentran frente a una situación desdichada ¿cuántas veces pierden la oportunidad al no tener en mente estos hechos? Cuando se hayan formado el hábito de cuestionar primero sus suposiciones erróneas que están escondidas, así como sus reacciones destructivas cada vez que algo malo se atraviesa en su camino, y se encuentren abiertos a la verdad y a la transformación, su vida se modificará drásticamente. El dolor, en proporción, será menos frecuente y la alegría será más y más un estado natural. Las crisis se volverán superfluas; de esta forma, la muerte también lo será. Esto puede sonar como un comentario extremista, sobre todo para aquellos que todavía están atemorizados por el misterio de la muerte el cual es el mismo que el de la vida, pero aún así, esto es verdad. El ritmo del desarrollo puede darse entonces de manera suave, sin los sobresaltos por quebrar las estructuras negativas de la sustancia del alma. Nos hemos referido a los aspectos negativos de la auto perpetuación pero, por supuesto, existe también en el lado positivo, como por ejemplo en el amor. Entre más amen, producirán más sentimientos amorosos genuinos sin empobrecerse a ustedes mismos ni a los demás; se darán cuenta de que no pierden nada al dar, por el contrario, más vendrá a ustedes y a los demás a partir de eso. Encontrarán formas nuevas y profundas, más variaciones para ensayar el amor al darlo y al recibirlo, estando a tono con este sentimiento universal. La habilidad de experimentar y de expresar el amor aumentará en un movimiento auto generativo, que además crece constantemente. Así es con cualquier otra actitud y sentimiento constructivo. Entre más significativa, creativa, satisfactoria y placentera sea su vida, más se generarán estos atributos; es un proceso continuo e infinito de expansión incesante y de auto expresión. El principio es exactamente el mismo que el de la auto perpetuación negativa, la única diferencia es que el del proceso positivo es infinito. Una vez que establezcan contacto con su sabiduría innata, su belleza y felicidad y les permitan manifestarse, ellas mismas se incrementarán. La auto perpetuación se incorpora una vez que se liberan y admiten en la conciencia esas energías. La actualización inicial de estos poderes requiere de un esfuerzo, pero se vuelve automático una vez que se echa a andar el proceso. Entre más utilicen las cualidades universales, más aumentará su reserva interna. Sus capacidades para experimentar belleza, alegría, placer, amor, sabiduría y expresión creativa, mis queridos amigos, son en verdad infinitos. De nuevo, las palabras han sido dichas, escuchadas y registradas. ¿Pero creen ustedes de verdad que esto sea real? ¿Qué tan profundamente confían en sus capacidades internas para crearse a ustedes mismos, para estar felices, para vivir la vida infinita? ¿Qué tanto creen en sus capacidades para resolver todos sus problemas? ¿Hasta dónde confían en las posibilidades que todavía no se han manifestado? ¿Qué tanto profesan que sea cierto que se puedan descubrir nuevos aspectos de ustedes mismos? ¿Hasta donde dan crédito en verdad a sus posibilidades para mostrar cualidades de paz aunadas a las de excitación y de serenidad, paralelamente con las de aventura, a través de lo cual, la vida se vuelve un camino de belleza, aun cuando las dificultades iniciales estén por superarse? ¿Qué tanto creen a ciencia cierta en todo esto, amigos míos? Háganse estas preguntas. En la medida en que no pongan atención a esto, se sentirán todavía desconsolados, deprimidos, temerosos o ansiosos, metidos en conflictos aparentemente insolubles, con ustedes mismos y con los demás. Esta es una señal de que no creen todavía en su potencial infinitamente expansivo. Si no confían realmente en esto, queridos míos, es porque hay algo en ustedes a lo que se aferran con desesperación. No desean exponerlo, porque no desean renunciar a ello o a cambiarlo. Esto se aplica a cada uno de ustedes aquí, y por supuesto a todos en este mundo. ¿Quién no ha pasado por alguna noche obscura? Algunos tienen muchas pequeñas noches obscuras que van y vienen, para otros su noche oscura es gris. Puede que no tengan una gran crisis en algún momento específico, pero su vida es sombría y monótona. Por otro lado están aquellos que han trabajado para salir de esta zona grisácea, que ya no desean cuidarse de las crisis; tienen un profundo deseo que surge de su interior, de pasar por una desestabilización temporal para poder alcanzar un estado más tranquilo y duradero. Quieren realizar su potencial para obtener una felicidad y una auto expresión más plenas. Entonces, las noches obscuras estarán más circunscritas, vividas, ya sea como períodos que fluctúan entre el desasosiego y la alegría, o bien, en algunos casos, se darán episodios de crisis fuertes. La oscuridad total, la pérdida, el dolor y la confusión se alternan con cumbres de luz dorada, que conlleva una esperanza justificable por alcanzar un estado de dicha eventualmente ininterrumpido. No importa de qué manera experimentan ustedes las crisis; invariablemente éstas conllevan un mensaje para que ustedes descubran algo acerca de su propia vida. A cada cual le compete el no proyectar sus experiencias en otras personas lo cual es siempre una tentación peligrosa, o de otra forma, proyectan sobre sí mismos en una forma devastadora, lo cual evade el problema tanto como cuando proyectan en los demás. La actitud "Soy tan malo, que no soy nada" es siempre deshonesta; dicha falta de honestidad ya sea grande o pequeña, debe exponerse para que la crisis se vuelva significativa. Si ustedes aprenden a tomar la sombra más insignificante en su vida diaria y exploran su sentido más profundo, manejarán las crisis pequeñas en una forma tal que hará imposible el desarrollo de puntos de infección peligrosos; por lo tanto, no será necesaria una erupción dolorosa para destruir las estructuras decadentes. Esto les revelará la realidad pura de que la vida universal, sin corromper, es una dicha dorada en donde la belleza aumenta de manera constante. Cada sombra pequeña es una crisis, pero no es necesaria y sólo se da por su evasión al problema. Por tanto, tomen todas las pequeñas sombras de su vida cotidiana y pregúntense lo que significan. ¿Qué es lo que no desean ver ni transformar? Si hacen esto deseando en verdad enfrentar el problema fundamental y efectuar el cambio necesario, la crisis habrá cumplido su función. Descubrirán nuevas dimensiones del asunto que les llevarán a un amanecer y, una vez que traten de entenderlo, encontrarán que las noches obscuras son un maestro, el terapeuta que constantemente es la vida. Su capacidad para afrontar la negatividad de los demás crecerá sólo en la medida en que logren llevar a cabo lo que explico en esta conferencia. ¿Cuántas veces perciben sentimientos negativos de otras personas, pero no pueden manejarlos porque están ansiosos, inseguros, y poco claros acerca de su interacción y de la forma en que están involucrados con ellos? Otras veces, posiblemente no capten la hostilidad de los demás, la sutileza y la vaguedad de estas personas los confunden y llegan a sentirse culpables de sus reacciones instintivas; son menos capaces aún de manejar la situación. Esta circunstancia tan común se debe a la ceguera hacia ustedes mismos y a su resistencia al cambio. Cuando proyectan todas sus antiguas experiencias negativas en los demás, les es imposible juzgar adecuadamente lo que en verdad le ocurre a la otra persona y, por lo tanto, no pueden enfrentarlo. Muchos de ustedes han empezado a experimentar el magnífico cambio que se da cuando manejan su vida en este aspecto, conforme van creciendo en su capacidad para mirar honestamente lo que les perturba en su interior y en la medida en que se abren más a la transformación. Casi sin darse cuenta, y como si no tuviera nada que ver con sus esfuerzos, reciben un regalo: ven la negatividad en los demás en una forma que los deja libres, que les permite confrontarlos, que es efectiva. No tiene un efecto adverso en ustedes y, a largo plazo, también es benéfico para los demás siempre que ellos así lo deseen. Cuando se resisten a cambiar, el miedo crece porque su ser más profundo sabe que la crisis, la erupción, el resquebrajamiento son inevitables y que se va acercando cada vez más. No obstante, se resisten a hacer lo que podría evitarla. Lo que digo aquí es la historia de la vida humana; es en esto donde se encuentra atorada la naturaleza humana. La lección debe repetirse hasta que el miedo ilusorio a cambiar sea expuesto como un error. Si pueden comprender las crisis en la forma aquí descrita, si ustedes meditan verdaderamente para entender sus propios altibajos, si se desprenden de aquello a lo que están aferrados y retan las limitaciones que ponen en torno a un problema particular, la vida florecerá casi de inmediato. ¿Hay alguna pregunta antes de que continúe con esta conferencia? PREGUNTA: Tengo una relación similar a la que describiste. No puedo enfrentar la rebeldía de esta persona. Sé que tengo ese rasgo en mí mismo, pero todavía reacciono ante ello negativamente. No me comunico ni me abro al respecto; pero tampoco lo suelto; más bien, lo reprimo. ¿Puedes sugerirme cómo podría responder de manera positiva? RESPUESTA: Antes que nada, recomiendo la afirmación: "Aquí estoy en la tensión y el dolor. Estoy en una situación que me causa ansiedad y que desearía que no existiera. ¿Cuál es su significado para mí? "Ábrete de nuevo, no uses el conocimiento que ya has ganado acerca de ti mismo como una respuesta. Podría ser correcto, pero el reconocimiento previo suele servir como una barrera sutil; necesitarías querer soltarlo a un nivel profundo, verlo y dejarlo ser. Ahora voy a referirme al aspecto que sigue en esta conferencia el cual será, de hecho, una respuesta para ustedes. Deben entender que el cambio no se puede ejecutar sólo por el ego. La voluntad, el ser consciente, es incapaz de hacerlo solo. La dificultad de modificarse y la resistencia a ello se debe en gran parte a que han olvidado que no pueden hacerlo sin la ayuda divina, por eso van de un extremo erróneo a otro. Un extremo consiste en pensar que son ustedes los que deben lograr la transformación interna; como saben a un nivel profundo que no lo pueden hacer, que simplemente no tienen el equipo necesario para hacerlo, se dan por vencidos. Piensan que es imposible cambiarse, así que ni siquiera lo intentan, ni expresan un deseo conciso de hacerlo. Es correcto que crean que no tienen la capacidad de cambiar cuando consideran que son exclusivamente ego consciente y voluntarioso. La resistencia, es en parte una respuesta que trata de evitar la frustración por algo que no pueden obtener y que seguramente causa una desilusión. Esta reacción se da en la parte más profunda de la psique humana. Lo mismo sucede en el extremo opuesto, en el cual profesan la creencia en un poder más alto o Dios que se supone hará todo por ustedes. Permanecen en un estado pasivo absoluto, esperando que Él lo haga una vez más; su consciencia no se esfuerza donde debería. La falsa esperanza y la falsa resignación son sólo dos lados de la misma moneda: la pasividad absoluta. Pero, a insistencia del ego, tratando de ir más allá de su propia capacidad, terminará inevitablemente en el estado pasivo de la falsa espera o de la falsa renuncia a cualquier esperanza. La insistencia cansa al ser y lo vuelve pasivo, estas actitudes pueden existir simultánea o alternadamente. La mejor manera de lograr una transformación positiva es querer llevarla a cabo, hay que tener la voluntad de permanecer en la verdad y cambiar. Asimismo, necesitan orar a la parte divina que funciona dentro de su alma para que haga posible el cambio; entonces esperen con una actitud paciente, confiada y real a que el cambio se dé. Estos son los prerequisitos absolutamente necesarios, para la transformación. Cuando no se les ocurre asumir esta actitud de rezar y dicen: "Quiero cambiar, pero mi ego no puede, Dios lo hará a través de mí. Para que esto suceda me convertiré a mí mismo en un canal positivo y receptivo", significa que les falta la voluntad básica para cambiar y / o dudan de la realidad de las fuerzas elevadas que hay en su interior. Pueden adquirir esta forma confiada y paciente de esperar, teniendo la seguridad de que la ayuda vendrá cuando tengan la disposición de mirar la verdad. No es una actitud infantil que exige que una autoridad le haga el trabajo; al contrario, dicho acercamiento propone una conciliación entre la actitud de responsabilidad adulta que actúa enfrentando al ser queriendo la verdad y el cambio, con la voluntad de mostrar su vergüenza escondida, que es la actitud receptiva en la cual el ego conoce sus propias limitaciones. En esta actitud receptiva permitan que Dios penetre en su alma desde lo más profundo de ustedes mismos; ábranse a que esto suceda. Cuando se adopta esta actitud, la transformación es una realidad viviente para cualquiera y para todos. Cuando no está presente la certeza y la fe de que lo divino puede manifestarse a través de ustedes, es porque no se han dado la oportunidad de experimentar la realidad pura de estos procesos; se han negado esta experiencia. Y si nunca lo han vivido, ¿cómo podrían confiar en ello? Por otra parte, si mantienen una reserva, para evitar entrar a la vida de una manera plena y comprometida, no pueden experimentar la maravilla de la realidad del Espíritu Universal en su interior. Dado que no son honestos con la vida, no pueden creer realmente en el poder de la Inteligencia Universal que mora en ustedes todo el tiempo y, que entra en acción en cuanto le hacen espacio. Para ello es necesario un compromiso total, sin reservas; tal compromiso es el prerrequisito absoluto para el descubrimiento de su realidad interna. Aun cuando no sepan el resultado que todo esto traerá, ni si el camino de Dios será o no de su agrado, el compromiso debe hacerse y es parte de todo esto el no tener la respuesta completa. El considerar los caminos que evitan el compromiso total los mantienen atados a la forma de vida vieja, distorsionada y tramposa, donde todavía quieren alcanzar la manera nueva, liberada, libre, en la cual ustedes están completos, en vez de estar divididos internamente y atormentados por el dolor de tal división. Pero no pueden tener ambas alternativas; su compromiso con el Creador Máximo debe ser total, y debe aplicarse hasta al aspecto aparentemente más insignificante de su ser y de su vida cotidiana. Deben estar totalmente comprometidos con la verdad, porque así lo estarán también con el Espíritu Universal. Si se comprometen de esta manera, se soltarán de la vieja orilla a la que están acostumbrados y flotarán momentáneamente en la incertidumbre, pero no les importará; se sentirán más a salvo que nunca antes, cuando se aferraban al antiguo litoral, a la estructura falsa que se debe derrumbar. Pronto sabrán que no hay nada que temer; deben armarse de valor sólo para darse cuenta, posteriormente, que ésta es en verdad la forma más segura posible de vivir y que en realidad no requiere de valor. Entonces, y sólo entonces, las noches obscuras se convertirán en instrumentos luminosos. PREGUNTA: Esta conferencia refleja mucho mi realidad en este momento. Acabo de empezar a descubrir el significado de las crisis. Siento, por una parte, que tengo que refugiarme en algún lugar y, por otra, que tengo que pasar a través de la tormenta. Creo que estoy haciendo esto último ahora. RESPUESTA: Este reconocimiento es muy bueno, toca las alternativas atávicas de refugiarse o de pasar a través de la tempestad. Es, tal vez, la pregunta más importante en el camino evolutivo de cada entidad. Permanecen en el ciclo de la muerte y la reencarnación, del dolor y del esfuerzo, del conflicto y la lucha tanto física como espiritual y psicológica debido a que se aferran a la ilusión de que pueden evitar atravesar la borrasca y, que el refugiarse será bueno. En realidad, el asilarse no es bueno; por el contrario, aumenta la tensión crítica. El alivio momentáneo es una ilusión de la índole más seria. Esto es así porque la crisis regresará inevitablemente, pero para entonces, ya no estará conectada con su origen y, por lo tanto, dolerá más. Cuando llegan a una determinación y dicen: "No me refugiaré; lo enfrentaré", surgirán casi al instante los recursos internos del alma humana; sin embargo, éstos permanecen ocultos para quienes todavía tienden a ampararse. Se sienten débiles y no creen en sus propias capacidades para actualizar los poderes infinitos del Espíritu Universal, desconocen su potencial, la fuerza que se levantará, la inspiración que llegará. Estos recursos sólo serán palpables cuando decidan atravesar la tormenta y pidan ayuda en su meditación. Entonces sentirán una confianza renovada de que el ego consciente no está solo, de que no es la única facultad disponible para resolver el problema. Enfatizo de nuevo que una persona puede estar orientada de esta forma en algunas áreas, mientras permanece cerrada y negativa en otras; vivirá la vida y se percibirá a sí mismo de acuerdo con ello. Es importante que deseen simplemente hacer lo mejor que puedan; no tomen en cuenta si cometen "errores" o no, cualesquiera que éstos sean. Lo que cuenta es el esfuerzo y es lo que les traerá la conciliación. La consecuente bendición, fuerza y el crecimiento total de la personalidad que resultará de todo esto no se puede expresar con palabras. Ustedes quieren "soluciones ideales", así que agonizan siempre en el umbral del compromiso total. ¿Pero, cuáles son las soluciones ideales? No significan nada si no están encaminadas al crecimiento completo de la persona, el cual pasa por el camino aquí descrito. Los bendigo y les pido que abran su ser más íntimo, toda su alma y todas sus fuerzas psíquicas, para soltar la estrechez que niega la verdad y el cambio, así como la expresión propia y la luz. Ábranse de esta forma para permitir que el poder bendito siempre presente en todos ustedes permeé todo su ser. Dicho poder se activa con fuerza cuando se reúnen, cuando reciben ayuda y cuando se abren a otro para tener más canales de ayuda. Tal bendición se encontrará con el poder interno de cada uno de ustedes para fortalecerlos doblemente. Continúen su crecimiento en la forma en que he expuesto aquí; así crecerá su integridad, su conexión con el universo y les dará más del placer al que tienen derecho desde el momento mismo de su nacimiento. Sean bendecidos; estén en paz.

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